El
día del bautismo de la princesa, los reyes organizaron una gran celebración
para festejarlo e invitaron a todas las hadas menos a una: la conocida como el
hada malvada y temida por todos.
Esta, ofendida por no ser invitada, se
disfrazó y se mezcló entre los invitados. Cuando llegó el momento en que las
hadas debían concederle un don a la princesa, el hada mala se acercó a la cuna
y le susurró:
-
Mi regalo para la princesa es que si algún día se pincha el dedo con un huso
morirá.
Afortunadamente un hada buena escuchó el
hechizo, y como todavía no había concedido su don le dijo a la princesa:
-
No puedo eliminar el don del hada, pero sí cambiarlo. El mío será que si alguna
vez te pinchas con un huso no morirás, pero caerás en un profundo sueño hasta
que un príncipe te despierte con un beso de amor verdadero.
El rey enterado de lo sucedido prohibió en
todo el reino que se hilara con huso y los eliminó a todos, creyendo que de
esta forma protegería a su hija.
Una tarde la princesa, que ya había cumplido
los 15 años, paseaba por el castillo y halló un altillo al cual nunca había
entrado; como era muy curiosa entró y
vio en una silla a una mujer hilando con un huso. Se acercó a mirarlo y en
cuanto lo tocó se pinchó el dedo y cayó al piso en un profundo sueño.
La mujer, que en realidad era el hada
malvada, sonrío con satisfacción pensando que su hechizo había sido cumplido y
se marchó por la ventana.
Los reyes lloraron desconsoladamente y
recostaron a su hija en una cama de oro que construyeron para ella.
El hada buena al ver el sufrimiento de los
padres de la princesa hechizó en un sueño profundo a los reyes y a todos los
que vivían en el castillo, quienes dormirían hasta el día en que la princesa
despertase.
Así pasaron 100 años, los pastos que rodeaban
el Castillo estaban tan crecidos que era difícil llegar a él.
Un día, un príncipe que cabalgaba por ahí le
llamó la atención ver un castillo abandonado, sacó el machete y se abrió paso
entre la espesura. Entró al castillo y encontró a cientos de personas en los
pisos, en las camas y hasta sentados en las sillas sin moverse. Se asustó
porque pensaba que estaban todas muertas, pero al acercarse a ellas sintió la
respiración y hasta escuchó algunos ronquidos.
Recorrió todas las habitaciones hasta hallar
a la princesa dormida. Se quedó unos minutos mirándola, era una mujer tan bella
que se enamoró de ella a primera vista.
Se sentó junto a su cama y la besó convencido
de que la amaría siempre. La princesa despertó y junto a ella todas las
personas del castillo.
-
¡Tantos años esperé a un príncipe que venga a despertarme! - le dijo la
princesa con una sonrisa y le narró la historia del hechizo y las hadas.
Días más tarde, se celebró la boda de la
princesa con el príncipe, e invitaron a todo el reino y a todas las hadas. El
hada malvada, enfurecida por el rompimiento de su hechizo, se alejó del
castillo para siempre.